I
Desmayarse,
atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;
no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;
huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor suave,
olvidar el provecho, amar el daño;
creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño;
esto es amor, quien lo probó lo sabe.
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II
Ir y quedarse, y con quedar partirse,
partir sin
alma y ir con alma ajena,
oír la
dulce voz de una sirena
y no poder
del árbol desasirse
arder como la vela y
consumirse
haciendo
torres sobre tierna arena;
caer de un
cielo, y ser demonio en pena,
y de serlo
jamás arrepentirse;
hablar entre las mudas
soledades,
pedir pues
resta sobre fe paciencia,
y lo que
es temporal llamar eterno;
creer sospechas y negar
verdades,
es lo que
llaman en el mundo ausencia,
fuego en
el alma, y en la vida infierno.
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III
Ya no quiero más bien que sólo amaros,
ni más
vida, Lucinda, que ofreceros
la que me
dáis, cuando merezco veros,
ni ver más
luz que vuestros ojos claros.
Para vivir me basta
desearos,
para ser
venturoso, conoceros,
para
admirar el mundo, engrandeceros,
y para ser
eróstrato, abrazaros.
La pluma y lengua,
respondiendo a coros,
quieren al
cielo espléndido subiros,
donde
están los espíritus más puros;
que entre tales riquezas
y tesoros,
mis
lágrimas, mis versos, mis suspiros,
de olvido
y tiempo vivirán seguros.
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IV
Yo dije siempre, y lo diré, y lo digo,
que es la
amistad e bien mayor humano;
mas ¿qué
español, qué griego, qué romano
nos ha de
dar este perfecto amigo?
Alabo, reverencio, amo,
bendigo
aquel a
quien el cielo soberano
dio un
amigo perfecto, y no es en vano;
que fue,
confieso, liberal conmigo.
Tener un gran amigo y
obligarle
es el
último bien, y por quererle,
el alma,
el bien y el mal comunicarle;
Mas yo
quiero vivir sin conocerle;
que no
quiero la gloria de ganarle
por no
tener el miedo de perderle.
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