jueves, 24 de octubre de 2019

Góngora: romances

 

 

1

 

Los rayos le cuenta al Sol
con un peine de marfil
la bella Jacinta, un día
que por mi dicha la vi
en la verde orilla
de Guadalquivir.

La mano obscurece al peine
mas ¿qué mucho si el abril
la obscurecen los lilios
que blancos suelen salir
en la verde orilla
de Guadalquivir?

Los pájaros la saludan,
porque piensan (y es así),
que el Sol que sale en Oriente
vuelve otra vez a salir
en la verde orilla
de Guadalquivir.

Por solo un cabello el Sol
de sus rayos diera mil,
solicitando envidioso
el que se quedaba allí
en la verde orilla
de Guadalquivir.

 

 

2

 

La más bella niña
de nuestro lugar,
hoy viuda y sola
y ayer por casar,
viendo que sus ojos
a la guerra van,
a su madre dice,
que escucha su mal:

Dejadme llorar
orillas del mar.

Pues me distes, madre,
en tan tierna edad
tan corto el placer,
tan largo el pesar,
y me cautivastes
de quien hoy se va
y lleva las llaves
de mi libertad,

Dejadme llorar
orillas del mar.

En llorar conviertan
mis ojos, de hoy más,
el sabroso oficio
del dulce mirar,
pues que no se pueden
mejor ocupar,
yéndose a la guerra
quien era mi paz,

Déjame llorar
orillas del mar.

No me pongáis freno
ni queráis culpar,
que lo uno es justo,
lo otro por demás.
Si me queréis bien,
no me hagáis mal;
harto peor fuera
morir y callar,

Dejadme llorar
orillas del mar.

Dulce madre mía,
¿quién no llorará,
aunque tenga el pecho
como un pedernal,
y no dará voces
viendo marchitar
los más verdes años
de mi mocedad?

Dejadme llorar
orillas del mar.

Váyanse las noches,
pues ido se han
los ojos que hacían
los míos velar;
váyanse, y no vean
tanta soledad,
después que en mi lecho
sobra la mitad,

Dejadme llorar
orillas del mar.

 

martes, 15 de octubre de 2019

Fray Luís de León

 Oda a la vida retirada


¡Qué descansada vida
la del que huye el mundanal ruido
y sigue la escondida
senda por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido!

Que no le enturbia el pecho
de los soberbios grandes el estado,
ni del dorado techo
se admira, fabricado
del sabio moro, en jaspes sustentado.

No cura si la fama
canta con voz su nombre pregonera,
ni cura si encarama
la lengua lisonjera
lo que condena la verdad sincera.

¿Qué presta a mi contento,
si soy del vano dedo señalado,
si en busca de este viento
ando desalentado
con ansias vivas, con mortal cuidado?

¡Oh monte, oh fuente, oh río!
¡Oh secreto seguro, deleitoso!
Roto casi el navío
a vuestro almo reposo,
huyo de aqueste mar tempestuoso.

Un no rompido sueño,
un día puro, alegre, libre quiero;
no quiero ver el ceño
vanamente severo
de quien la sangre ensalza o el dinero.

Despiértenme las aves
con su cantar sabroso no aprendido,
no los cuidados graves
de que es siempre seguido
el que al ajeno arbitrio está atenido.

Vivir quiero conmigo,
gozar quiero del bien que debo al cielo
a solas, sin testigo,
libre de amor, de celo,
de odio, de esperanzas, de recelo.

Del monte en la ladera
por mi mano plantado tengo un huerto,
que con la primavera,
de bella flor cubierto,
ya muestra en esperanza el fruto cierto.

Y como codiciosa
por ver y acrecentar su hermosura,
desde la cumbre airosa
una fontana pura
hasta llegar corriendo se apresura.

Y luego sosegada,
el paso entre los árboles torciendo,
el suelo de pasada
de verdura vistiendo,
y con diversas flores va esparciendo.

El aire el huerto orea
y ofrece mil olores al sentido,
los árboles menea
con un manso rüido
que del oro y del cetro pone olvido.

Ténganse su tesoro
los que de un falso leño se confían:
no es mío ver el lloro
de los que desconfían
cuando el cierzo y el ábrego porfían.

La combatida antena
cruje, y en ciega noche el claro día
se torna, al cielo suena
confusa vocería,
y la mar enriquecen a porfía.

A mí una pobrecilla
mesa de amable paz bien abastada
me basta, y la vajilla
de fino oro labrada
sea de quien la mar no teme airada.

Y mientras miserable
mente se están los otros abrasando
con sed insacïable
del no durable mando,
tendido yo a la sombra esté cantando

A la sombra tendido,
de hiedra y lauro eterno coronado,
puesto el atento oído
al son dulce, acordado
del plectro sabiamente meneado.

jueves, 10 de octubre de 2019

El romancero


 Romance de Abanámar y el rey don Juan

 - ¡Abemánar, Abemánar,

moro de la morería

el día que tú naciste

grandes señales había!

Estaba la mar en ccalma,

la luna estaba crecida;

Moro que en tal signo nace

no debe  decir mentira.


 Allí le responde el moro

bien oiréis lo que decía:

 - Yo te la diré, señor,

aunque me cueste la vida,

porque soy hijo de un moro

y una cristiana cautiva;

Siendo yo niño y muchacho

mi madre mi lo decía:

que mentira no dijese,

que era grande villanía;

Por tanto pregunta, rey,

que la verdad te diría.


- Yo te agradezco Abemánar,

esta tu cortesía.


¿Qué castillos son aquellos?

¡Altos son y relucían!


- La Alambra era, señor

y la otra la mezquita,

los otros los Alixares,

labrados a maravilla,

el moro que los labraba

cien doblas ganaba al día;

El otro el Generalife,

huerta que par no tenía;

El otro torres Bermejas,

castillo de gran valía.


 Allí habló el rey don Juan

bien oiréis lo que dice:

 - Si tú quisieses, Granada,

contigo me casaría;

darte he yo en arras y dotes

a Córdoba y a Sevilla.


- Casada soy, rey don  Juan,

casada soy, que no viuda;

el moro que a mí me tiene,

muy grande bien me quiere.

 

 

Romance del Conde Niño

Conde Niño, por amores


es niño y pasó a la mar;


va a dar agua a su caballo


la mañana de San Juan.


Mientras el caballo bebe


él canta dulce cantar;


todas las aves del cielo


se paraban a escuchar;


caminante que camina


olvida su caminar,


navegante que navega


la nave vuelve hacia allá.


La reina estaba labrando,


la hija durmiendo está:


-Levantaos, Albaniña,
de vuestro dulce folgar,
sentiréis cantar hermoso
la sirenita del mar.


-No es la sirenita, madre,
la de tan bello cantar,
si no es el Conde Niño
que por mí quiere finar.
¡Quién le pudiese valer
en su tan triste penar!


-Si por tus amores pena,
¡oh, malhaya su cantar!,
y porque nunca los goce
yo le mandaré matar.


-Si le manda matar, madre
juntos nos han de enterrar.


Él murió a la media noche,

ella a los gallos cantar;

a ella como hija de reyes

la entierran en el altar,

a él como hijo de conde

unos pasos más atrás.

De ella nació un rosal blanco,

de él nació un espino albar;

crece el uno, crece el otro,

los dos se van a juntar;

las ramitas que se alcanzan

fuertes abrazos se dan,

y las que no se alcanzaban

no dejan de suspirar.

La reina, llena de envidia,

ambos los mandó cortar;

el galán que los cortaba

no cesaba de llorar;

della naciera una garza,

dél un fuerte gavilán

juntos vuelan por el cielo,

juntos vuelan a la par.


 

 

miércoles, 2 de octubre de 2019

Tema 1: elementos de la comunicación y funciones del lenguaje


1.                A continuación se proponen dos situaciones comunicativas diferentes.

2.1.Analiza los elementos de la comunicación que aparecen en cada una de estassituaciones.
Justifica la respuesta
2.2.Analiza las funciones del lenguaje presentes en estas situaciones y di cual predomina. Justifica la respuesta.

·        Situación 1: Madrid. Un lunes cualquiera a las ocho de lamañana.

POLICÍA.—Pare a la derecha, por favor. CARLOS.—¿Es a mí? ¿Se dirige a mí, agente?
POLICÍA.—Sí, me dirijo a usted. Apague el motor de su motocicleta y haga el favor de enseñarme la documentación del vehículo.
CARLOS.—¿Pasa algo malo, agente? POLICÍA.—¿Usted qué opina?
CARLOS.—Pues... no sé qué decirle. No sé qué he hecho. ¿Por qué me ha parado?
POLICÍA.—Le recuerdo que los agentes de tráfico tenemos autoridad para pedir la documentación a cualquier conductor en cualquier situación que consideremos oportuna. No tiene por qué haber cometido infracción alguna.
CARLOS.—Ah, ya, por supuesto, agente. ¡Qué susto me ha dado! Aquí tiene mi carné de conducir y los papeles de la moto. Pensé que...
POLICÍA.—¿Qué dice que pensó? CARLOS.—Nada, nada.
POLICÍA.—¿Sabe cuál es la velocidad máxima para circular por la ciudad? CARLOS.—Claro, cincuenta kilómetros por hora.
POLICÍA.—¿Y sabe usted a qué velocidad circulaba antes de que yo le detuviera?



AMARILLO: FUNCIÓN APELATIVA
AZUL: FUNCIÓN REFERENCIAL
VERDE: FUNCIÓN EXPRESIVA


2.1. Elementos de la comunicación:

EMISOR: Policía
RECEPTOR: Carlos
MENSAJE: Que Carlos pare el coche por haber infringido una norma de tráfico
CANAL: oral
CÓDIGO: lingüístico castellano
CONTEXTO: Un policía de tráfico, en horario de servicio, en la carretera.

2.2. FUNICONES DEL LENGUAJE.

Están presentes las tres funciones del lenguaje:

·         Apelativa:

        - porque el policía quiere que Carlos pare el coche.  
           - Elementos lingüísticos: el uso del imperativo “pare”, “apague”… y las interrogaciones en las que pregunta a Carlos para que le conteste y poder ponerle una multa.

·         Expresiva: Carlos manifiesta sus sentimientos de miedo (“susto”) y la utilización de la 1ª persona.

·         Referencial: Cuando el policía le explica que los agentes pueden parar a los conductores.

       PODEMOS DECIR QUE PREDOMINA LA FUNICÓN APELATIVA, YA QUE LA CONVERSACIÓN TIENE COMO FINALIDAD PRODUCIR UNA RESPUESTA EN EL RECEPTOR: LA ENTREGA DE DOCUMENTACIÓN AL AGENTE.

Analiza las funciones del lenguaje



Identifica las funciones del lenguaje presentes en las siguientes expresiones. Justifica tu respuesta (explica la intención y los rasgoslingüísticos):

-   ¡Oiga!, ¡oiga!... si, sí,...¡hable!

La función presente es la FÁTICA o de contacto porque no manda un mensaje sino que habla para mantener el CANAL de comunicación abierto (parece una conversación telefónica). (INTENCIÓN)

Los rasgos lingüísticos que utiliza son las repeticiones de palabras y la persona verbal.

               -   ¿Quien escribió Don Quijote de LaMancha?

La función presente es la APELATIVA porque el emisor espera una respuesta del receptor: el nombre del esritor. (INTENCIÓN).

Los rasgos lingüísticos que utiliza son los signos de interrogación.

-   Llueve. Estoy triste. ¿Cuándo cesará de llover?

La función presente es la EXPRESIVA porque no solo informa de que llueve sino de la tristeza que siente. (INTENCIÓN).

 Los rasgos lingüísticos que utiliza son la 1ª persona verbal “estoy”, un adjetivo valorativo “triste”. En este caso la interrogación es más una queja personal que una pregunta que busque respuesta del receptor.

- Lluvias torrenciales cayeron ininterrumpidamente durante varios días en el noroeste del país, casi 70 litros por metro cuadrado. 

La función presente es la REFERENCIA porque informa de manera objetiva y detallada de las lluvias (cuánto, dónde, cómo…). (INTENCIÓN).

Los rasgos lingüísticos que utiliza son la 3ª persona verbal y ausencia de elementos valorativos.

                  -   Abre la puerta y déjame pasar.

La función presente es la APELATIVA porque está dando una orden para que se cumpla. (INTENCIÓN).

 Los rasgos lingüísticos que utiliza son los verbos en imperativo.