I
II
III
V
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Recuerde
el alma dormida
avive
el seso e despierte,
contemplando
cómo
se pasa la vida;
cómo
se viene la muerte
tan
callando;
Cuán
presto se va el placer;
cómo,
después de acordado,
da
dolor;
cómo
a nuestro parecer ,
cualquier
tiempo pasado
fue
mejor
Pues
si vemos lo presente
cómo
en un punto se es ido
y
acabado,
si
juzgamos sabiamente,
daremos
lo no venido
por
pasado.
No
se engañe nadie, no,
pensando
que ha de durar
lo
que espera
mas
que duró lo que vio,
pues
que todo ha de pasar
por
tal manera.
Nuestras
vidas son los ríos
que
van a dar en la mar
que
es el morir;
Allí
van los señoríos
derechos
a se acabar
y
consumir;
allí
los ríos caudales,
allí
los otros medianos
y
más chicos,
y
llegados, son iguales
los
que viven por sus manos
y
los ricos.
Este
mundo es el camino
para
el otro que es morada
sin
pesar;
mas
cumple tener buen tino
para
andar esta jornada
sin
errar.
Partimos
cuando nacemos
andamos
mientras vivimos
y
llegamos
al
tiempo que fenecemos;
así
que cuando morimos
descansamos
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VII
VIII
XIII
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Ved
de cuán poco valor
son
las cosas tras que andamos
y
corremos,
Que
en este mundo traidor
Aun
primero que miramos
las
perdemos:
de
ellas deshace la edad,
de
ellas casos desastrados
que
acaecen,
de
ellas, por calidad,
en
los más altos estados
desfallecen.
Decidme:
la hermosura,
la
gentil frescura y tez
de
la cara,
la
color y la blancura,
cuando
viene la vejez
¿cuál
se para?
Las
mañas y ligereza
y
la fuerza corporal
de
juventud
todo
se torna graveza
cuando
llega al arrabal
de
senectud.
Si
fuese en nuestro poder
hacer
la cara hermosa
corporal
como
podemos hacer
el
alma tan gloriosa,
angelical
¡qué
diligencia tan viva
tuviéramos
toda hora,
y
tan presta,
en
componer la cautiva,
dejándonos
la señora
descompuesta!
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XIV
XV
XVI
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Esos
reyes poderosos
que
vemos por escrituras
ya
pasadas,
con
casos tristes, llorosas,
fueron
sus buenas venturas
trastornadas;
así
que no hay cosa fuerte,
que
a papas y emperadores
y
prelados,
así
los trata la Muerte
como
a los pobres pastores
de
ganado
Dejemos
a los troyanos,
que
sus males no los vimos,
ni
sus glorias;
dejemos
a los romanos,
aunque
oímos y leímos
sus
historias
no
curemos de saber
lo
de aquel siglo pasado
qué
fue de ello:
vengamos
a lo de ayer
que
también es olvidado
como
aquellos.
¿Qué
se hizo el rey don Juan?
Los
Infantes de Aragón
¿Qué
se hicieron?
¿Qué
fue de tanto galán.
Qué
de tanta invención
Que
trajeron?
¿Fueron
sino devaneos,
qué
fueron sino verduras
de
las eras,
las
justas y los torneos,
paramentos,
bordaduras
y
cimeras?
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XVII
XXIII
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¿Qué
se hicieron las damas,
sus
tocados y vestidos,
sus
olores?
¿Qué
se hicieron las llamas
de
los fuegos encendidos
de
amadores?:
¿Qué
se hizo aquel trovar,
las
músicas acordadas
que
tañían?,
¿qué
se hizo aquel danzar,
aquellas
ropas chapadas
que
traían?
Tantos
duques excelentes,
tantos
marqueses y condes
y
varonesa,
como
vimos tan potentes,
di,
Muerte, ¿do los escondes
y
traspones?
Y
las sus claras hazañas
que
hicieron en las guerras
y
en las paces,
cuando
tú, cruda, te ensañas,
con
tu fuerza las aterras
y deshaces.
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XXV
XXVI
XXIX
XXXIII
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Aquel
de buenos abrigo
amado
por virtuoso
de
la gente
el
maestre don Rodrigo
Manrique,
tanto famoso
y
tan valiente;
sus
hechos grandes y claros
no
cumple que los alabe,
pues los vieron,
ni
los quiero hacer caros
pues
que el mundo todo sabe
cuáles
fueron.
Amigo
de sus amigos,
¡qué
señor para criados
y
parientes!
¡qué
enemigo de enemigos!
¡Qué
maestro de esforzados
y
valientes!
¡Qué
seso para discretos!
¡Qué
gracia para donosos!
¡Qué
razón!
¡Qué
benigno a los sujetos!
¡A
los bravos y dañosos,
qué
león!
No
dejó grandes tesoros,
ni
alcanzó muchas riquezas
ni
vajillas;
Mas
hizo guerra a los moros,
ganando
sus fortalezas
y
sus villas;
y
en las lides que venció,
cuántos
moros y caballos
se
perdieron;
y
en este ofició ganó
las
rentas y los vasallos
que
le dieron
Después
de puesta la v ida
tantas
veces por su ley
al
tablero;
después
de tan bien servida
la
corona de su rey
verdadero;
Después
de tanta hazaña
a
que no puede bastar
cuenta
cierta,
en
la villa de Ocaña
vino
la muerte a llamar
a
su puerta
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XXXIV
XXXV
XXXVI
XL
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diciendo:
- “Buen caballero,
dejad
el mundo engañoso
y
su halago;
Vuestro
corazón de acero
muestre
su esfuerzo famoso
en
este trago;
Y
pues de vida y salud
hicisteis
tan poca cuenta
por
la fama
esfuércese
la virtud
para
sufrir esta afrenta
que os llama.
No
se os haga tan amarga
la
batalla temeros
que
esperáis,
pues
otra vida más larga
de
la fama gloriosa
acá
dejáis,
aunque
esta vida de honor
tampoco
no es eternal
ni
verdadera;
mas,
con todo es mejor
que
la otra temporal
perecedera.
El
vivir que es perdurable
no
se gana con estados
mundanales,
ni
con vida deleitable.
y
pues vos, claro varón,
con
la fe tan entera
que
tenéis,
partid
con buena esperanza,
que
esta otra vida tercera
ganaréis.-”
Así,
con tal entender,
todos
sentidos humanos
conservados,
cercado
de su mujer
y
de sus hijos y hermanos
y
criados
dio
el alma a quien se la dio
el
cual la dio en el cielo
en
su gloria
que
aunque la vida perdió
nos
dejó harto consuelo
su
memoria.
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