viernes, 4 de octubre de 2013

Ítaca

En clase de Bachillerato hemos empezado a leer y a comentar las obras maestras de la literatura castellana. Junto a estas lecturas van surgiendo preguntas, dudas, bromas... Entre otras cuestiones se trata de descubrir que la literatura recoge, en cualquier época y lugar, los temas que siempre interesan a la persona, aunque los manifieste de distinta manera. Iremos publicando diversos poemas o fragmentos de obras que ejemplifiquen esos tópicos literarios. Aquí os dejo el poema de Ítaca, que recoge uno de los tópicos más conocidos y que tiene que ver con nuestras primeras lecturas medievales (aunque esté escrito unos siglos más tarde y lejos de las tierras castellanas...)

Este año tengo la satisfacción de poder presentar este poema griego en versión valenciana e interpretada por uno mis alumnos del IES La Malladeta: ¡enhorabuena Vicent (Vicent Lloret Adrover)!, habéis hecho una adaptación excelente de este clásico...

Por si os interesa, os dejo también la versión original en griego.

(Este poema enlaza la tradición literaria desde Homero, s. VIII a.C., hasta nuestros días, y el tópico de Ítaca, de la vida como camino, ha sido representado en todas las épocas, culturas y lenguas...)


Cuando emprendas tu viaje a Ítaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.

Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.

Ten siempre a Ítaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Ítaca te enriquezca.

Ítaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.

Aunque la halles pobre, Ítaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Ítacas.


Konstantinos Kavafis